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El Genocidio de 1915-23: Bush y la cuestion armenia

El Tiempo, Colombia
Sábado 20 de octubre de 2007

EL GENOCIDI0 DE 1915-1923

Bush y la cuestión armenia

Juan Gabriel Tokatlián *

Ojalá los E.U. reconozcan algún día el genocidio turco contra los
armenios.

A principios de octubre, el presidente de Estados Unidos, George W.
Bush, anunció su oposición a que el Comité de Asuntos Exteriores de
la Cámara de Representantes de su país aprobara un proyecto de
resolución que reconoce que el asesinato premeditado y sistemático de
más de 1’500.000 armenios por parte de Turquía entre 1915 y 1923
constituyó un genocidio. Días después, la resolución fue aprobada por
el Comité con 27 votos a favor y 21 en contra. Ahora, ella hará
curso, a mediados de noviembre, a la plenaria de la Cámara, donde 226
de los 435 representantes la han coauspiciado. Una resolución
semejante se aprobó en el Comité en el 2005, pero nunca llegó a la
Cámara en pleno porque los republicanos la controlaban y siguieron el
dictado del ejecutivo para su no tratamiento. Habrá que ver si en
esta oportunidad la resolución efectivamente se trata y es aprobada.

Si bien varios funcionarios, algunos congresistas y ciertos analistas
han aseverado y reiterado que esa medida legislativa no vinculante
carece de efectos en términos de política exterior, sería errado
suponer que no tiene un valor simbólico. Los símbolos no son
intrascendentes; encarnan una idea, un mensaje, una imagen que puede
ser apelativa, fuente de movilización y estímulo para el cambio.

Siempre habrá "razones de Estado" para explicar una decisión: en este
caso, la significación de los vínculos militares entre Ankara y
Washington desde la Guerra Fría en adelante y el valor geopolítico de
Turquía en relación con la actual guerra en Irak. Pero que algo sea
explicable no implica que sea justificable. Es posible elucidar por
qué Washington atacó a Bagdad en el 2003; lo que es injustificable es
que desde entonces hayan muerto entre 645.000 (de acuerdo con una
investigación publicada en octubre del 2006 por la revista médica
inglesa The Lancet) y 1’220.000 (de acuerdo con una encuesta
publicada en septiembre del 2007 por la firma inglesa Opinion
Research Business) iraquíes y más de 3.800 soldados estadounidenses,
al tiempo que han sido heridos aproximadamente 28.000
estadounidenses.

Tampoco es válido el argumento esgrimido por varios republicanos y la
Casa Blanca acerca de que el tema debe ser objeto de atención de los
historiadores y no referente de pronunciamiento por parte de un
cuerpo legislativo. Ya en una carta dirigida al primer ministro de
Turquía, Recep Erdogan, en el 2005, las principales autoridades de la
Asociación Internacional de Estudiosos del Genocidio (Israel Charny,
de Israel; Gregory Stanton, de Estados Unidos; Linda Melvern, del
Reino Unido, y Steven Jacobs, de Estados Unidos), que reúne al mayor
número de expertos en el tema de Europa, Estados Unidos y Canadá,
aseveró categóricamente que la evidencia histórica confirmaba el
genocidio cometido contra los armenios.

El presidente Bush ha perdido una nueva oportunidad para que sus
dichos se convaliden con los hechos: más que faro de la libertad y un
promotor del derecho internacional, su acción muestra que hoy el
ejecutivo de Estados Unidos abandona gradualmente la bandera de los
derechos humanos y la defensa de los pueblos sojuzgados. En vez de
reivindicar la memoria, opta por sumarse a los que la niegan. Antes
que ser consecuente con un cierto espíritu idealista, se refugia en
la proverbial realpolitik. Pudiendo aportar a una futura
reconciliación entre turcos y armenios, prefiere una indecorosa
prescindencia.

Claro que Estados Unidos es más que su actual mandatario. El impulso
de su sociedad civil, la existencia de sectores cosmopolitas, de
movimientos progresistas y de actores políticos sensiblemente
comprometidos con causas humanistas albergan la esperanza de que, a
pesar del presidente Bush, algún día Washington reconozca el
genocidio padecido por los armenios.

* Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San
Andrés (Argentina)

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From: Emil Lazarian | Ararat NewsPress

http://www.eltiempo.com/opinion/colu
Emil Lazarian: “I should like to see any power of the world destroy this race, this small tribe of unimportant people, whose wars have all been fought and lost, whose structures have crumbled, literature is unread, music is unheard, and prayers are no more answered. Go ahead, destroy Armenia . See if you can do it. Send them into the desert without bread or water. Burn their homes and churches. Then see if they will not laugh, sing and pray again. For when two of them meet anywhere in the world, see if they will not create a New Armenia.” - WS
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