Los conflictos eternos de Georgia

El Pais
July 12, 2004

Los conflictos eternos de Georgia

PILAR BONET

Tbilisi

“En Armenia, todos tienen un tio que les manda dinero desde el
extranjero; en Azerbaiyan tienen petroleo, mientras que en Georgia
teniamos una depresion por la perdida de nuestro territorio hasta que
llego Mijail Saakashvili y nos infundio confianza en la
reunificacion”. Merab, uno de los muchos seguidores del presidente
georgiano, caracteriza asi el estado de animo de su pais en relacion
a los vecinos del Caucaso y a las regiones secesionistas de Osetia
del Sur y Abjazia, practicamente independientes desde que rechazaron
las incursiones armadas dirigidas contra ellas desde Tbilisi, en
1991-1992 y en 1992-1993, respectivamente. Miles de muertos y un
exodo de centenares de miles de personas fueron el precio de una
situacion que ha permanecido enquistada desde entonces.

Osetia del Sur, rodeada de montanas en la legendaria Ruta Militar del
Caucaso, y Abjazia, en el litoral del mar Negro, tienen sus Gobiernos
y sus Parlamentos no reconocidos en el mundo, pero no hubieran podido
sobrevivir sin Moscu, que actua como garante de su seguridad y que ha
repartido pasaportes entre la mayoria de sus habitantes. Osetia del
Sur pretende tener 90.000 ciudadanos, y Abjazia, cerca de 300.000,
pero las cifras son confusas. Muchos han emigrado a Rusia en busca de
mejores perspectivas y las autoridades de Osetia del Sur y Abjazia
tratan de demostrar que la mayoria de los georgianos que huyeron han
regresado a sus hogares de antes de la guerra. Sin embargo, los
desplazados georgianos (sobre todo los procedentes de Abjazia) se
hacinan aun, esperando el regreso, en hoteles destartalados de
Tbilisi y en multiples residencias improvisadas y dispersas por
Georgia.

Osetia del Sur limita con Osetia del Norte, que es parte de la
Federacion Rusa, y los secesionistas quisieran fundirse con sus
hermanos septentrionales “como se han unido los dos Vietnams o las
dos Alemanias”, en palabras de una portavoz local, y convertirse asi
en parte de Rusia. No es tan facil. Moscu reconoce la integridad
territorial de Georgia y es ademas garante de la estabilidad en
Osetia del Sur a tenor de un acuerdo tripartito de 1992. Desde
entonces, tres batallones pacificadores (uno ruso, otro osetio y otro
georgiano a razon de 500 hombres por cada parte) y una mision de la
OSCE han velado por el alto el fuego.

Durante mas de una decada, la supervivencia en el enclave
secesionista ha dependido del trafico de mercancias por una frontera
controlada por los rusos y los osetios, pero no por los georgianos.
Desde Rusia entraban en la region camiones de cereales, abonos,
viveres y gasolina, que se vendian (sin pagar impuestos a Tbilisi) en
el concurrido mercado de Ergeneti (al sur de Tsjinvali, la capital de
Osetia), o seguian camino hacia otros destinos en Georgia.

En primavera, Saakashvili instalo puestos contra el contrabando en la
zona controlada por los pacificadores georgianos y, desde entonces,
el mercado de Ergeneti es un desolado paisaje desierto jalonado por
los depositos de “petroleo de Rusia”, de todas las formas y tamanos.
Durante nuestra visita, unos campesinos (osetios y georgianos)
liquidaban sus existencias de azucar y abonos, mientras mas de una
veintena de camiones rusos hacian cola para pagar las tasas de la
aduana georgiana en Gori (la patria chica de Stalin).

Tsjinvali conserva las huellas del asedio georgiano en sus casas
destruidas y melladas. Sin embargo, una de sus principales calles
lleva el nombre de Stalin y la biblioteca municipal, que no recibe
libros desde los noventa, tiene las obras completas de este politico,
que los osetios consideran como un paisano aunque nacio fuera de su
demarcacion. En el mercado, mujeres que en otra epoca fueron
contables, profesoras y funcionarias venden hoy hortalizas y juran
que se resistiran a la cruzada unificadora de Tbilisi. “Si no fuera
por los rusos, nuestros ancianos se hubieran muerto de hambre”,
exclama Evelina. Por tener la ciudadania rusa, los jubilados de
Osetia (como los de Abjazia) cobran las pensiones rusas. La minima,
de unos 20 euros, esta muy por encima de las maximas georgianas, de
nueve euros, y de los sueldos medios, de cerca de siete euros, de la
republica secesionista. El rublo ruso, y no el lari georgiano, es la
moneda de curso tanto en Osetia del Sur como en Abjazia.

En Abjazia, el trauma de la guerra es mas profundo que en Osetia. Si
entre Tbilisi y Tsjinvali se puede viajar con el unico requisito de
identificarse en los puestos de control georgianos y osetios, de
Tbilisi a Sujumi, la capital de Abjazia, solo es posible desplazarse
con ayuda de la ONU, que tiene observadores militares alli, o de las
tropas de pacificacion rusas, que actuan en nombre de la CEI y que
vigilan la linea del alto el fuego establecida en 1994 a lo largo del
rio Enguri.

Con sus bellisimas playas y sus exuberantes paisajes, Abjazia fue una
zona de vacaciones privilegiada en epoca sovietica. Hoy, los turistas
rusos desafian la propaganda georgiana, que trata de asustar a los
potenciales veraneantes con cronicas de asaltos y bandidos, fenomenos
que por otra parte se dan tambien en el territorio controlado por los
georgianos. Por 20 euros por persona a pension completa, en algunas
playas, como la de Pitsunda, es posible olvidar que esta region fue
escenario de una sangrienta guerra. En Sujumi, en cambio, hay
demasiadas evocaciones de la muerte, como la sede del Parlamento,
parecida al palacio presidencial de Dudayev en Grozni, hoy demolido,
o las lapidas de los caidos en combate. Entre los voluntarios de los
pueblos montaneses del Caucaso que socorrieron a los abjazos habia
chechenos, como Shamil Basayev, que se caso con una abjaza y que
despues llegaria a ser un lider guerrillero en su propia republica.

Los rusos compran casas en Abjazia con muy pocas garantias, porque la
legislacion local no contempla la propiedad privada de la tierra y el
futuro es incierto. Algunas instituciones rusas, como el Ministerio
de Defensa o el de Energia Atomica, conservan aun residencias de
vacaciones en la costa abjaza, pero, aparentemente, invierten poco en
renovarlas y el paisaje de edificios bombardeados y venidos a menos
resulta fantasmagorico. Como en Osetia, los georgianos quisieran
controlar la frontera con Rusia y acusan de contrabando a las tropas
rusas. “De momento se trata de viveres, combustibles o cigarrillos,
pero no de armas o narcoticos. El incidente mas embarazoso fue la
captura de un barco turco con un cargamento de pasaportes abjazos”,
afirma un funcionario internacional.

El presidente Saakashvili estrecha el cerco a Osetia del Sur y
Abjazia, pero tambien trata de seducirlas, enviandoles abonos y
pagando pensiones a quienes las acepten. Mas alla de lo publico, hay
indicios de que partisanos y agentes secretos georgianos se infiltran
en los dos territorios, utilizando para ello a la poblacion georgiana
local. Los dirigentes de Osetia del Sur aseguran que unos 2.500
georgianos armados han penetrado en sus dominios mientras colegas
rusos dicen haber visto a decenas de georgianos armados no
pertenecientes a las tropas pacificadoras.

En el valle de Gali, en Abjazia, los georgianos han repartido abono
con ayuda de una estructura clandestina, pese a la oposicion de las
autoridades abjazas, segun aseguran medios proximos a las patrullas
de la ONU, que vigilan la zona, aunque no la controlan en su
totalidad. No todos los que van armados sirven causas politicas. Hay
tambien bandidos de todas las nacionalidades. Uno de ellos,
georgiano, mato recientemente al jefe de policia abjaza de Gali. Tras
cualquier incidente, los justos pueden pagar por los pecadores. Las
techumbres del pueblo de Majudzhe, poblado por georgianos, fueron
quemadas despues de que un coche abjazo estallara sobre una mina
cerca de alli.

Saakashvili goza de simpatias en Occidente y sabe presentar su caso
bajo la optica de la lucha de la pequena Georgia contra la gran
Rusia. Osetios y abjazos, que se habian relajado con los anos,
desconfian profundamente de los georgianos y estan alarmados por los
vientos que soplan desde Tbilisi. La clase politica georgiana, con
pocas excepciones, entiende mal lo que quiere decir autonomia, como
lo demuestra el reciente estatuto aprobado para la republica de
Adzharia, segun el cual los dirigentes locales son propuestos por el
presidente georgiano, quien puede disolver el Parlamento y el
Gobierno de la region. Los nuevos lideres georgianos abren los brazos
a abjazos y osetios, pero los independentistas no se sienten parte
del pueblo georgiano y los georgianos no entienden por que su amor no
es correspondido. Hay algunas excepciones, como David Berdzenishvili,
jefe del partido republicano, que se ha pasado a la oposicion a
Saakashvili tras haber formado parte de su mismo bloque politico.
Berdzenishvili conoce la experiencia espanola y entiende lo que
significa el federalismo asimetrico, pero ese no parece ser el caso
del presidente, que ha jurado reunificar las tierras de Georgia sobre
la tumba de un rey medieval, David el Constructor (1089-1125), y que
ha sustituido la bandera de la republica menchevique independiente
(1918-1921), restablecida al desintegrarse la URSS, por otra que fue
usada para ir a las Cruzadas. Rusia es clave para una solucion
pacifica del problema, pero no todo depende de ella, porque abjazos y
osetios tienen sus propias ideas y hay quien piensa que la causa de
estos pequenos pueblos todavia puede encontrar partidarios dispuestos
a luchar entre los orgullosos guerreros del Caucaso y entre los
cosacos que la pasada primavera hicieron una demostrativa incursion
relampago en Abjazia.